Aquí, donde el viento huele a guayaba y la memoria tiene sabor a leña, nace “Tributo Campesino”, altar del fuego y la semilla.

“Tributo Campesino”
Es el fogón de una historia viva, la mesa sagrada donde la tierra y la llama se dan la mano, donde cada alimento lleva la memoria del surco y la oración del labriego.

Aquí honramos el primer gesto humano: encender el fuego.
Ese milagro que transformó el hambre en banquete, el grano en pan, la raíz en esperanza.

Aquí el fuego no cocina: cuenta cuentos. Susurra recetas que no están escritas, pero se saben de memoria en el alma de las abuelas.

Aquí, La yuca, la arracacha, el café y el dulce de guayaba son más que ingredientes: son linajes.

En “Tributo Campesino” no solo servimos comida, servimos gratitud. Al campesino que siembra con sol en la frente.
A la madre que suda junto al fogón. Al abuelo que enseñó a revolver la olla con paciencia.
A los nuestros. A los que nos dieron sustento antes de darnos palabras.

Bienvenidos a Tributo Campesino:
Aquí el fuego es raíz, la mesa es altar, y el sabor, una promesa cumplida por el alma del campo.